Si has leído las dos primeras partes de este artículo, Juegos Olímpicos: ¿Oportunidad o desafío para las economías de los países con ciudades sede? Parte I y Juegos Olímpicos: ¿Oportunidad o desafío para las economías de los países con ciudades sede? Parte II, hemos abordado dos conceptos generales de manera cronológica. Primero, hemos explorado los aspectos económicos y logísticos involucrados que enfrentan las ciudades que concursan para ser anfitrionas, desde el proceso de candidatura hasta la obtención de la sede. Segundo, hemos analizado las experiencias y repercusiones que ciudades sede como Barcelona y Atenas enfrentaron antes y después de albergar este gran evento.
En los artículos previos, hemos hecho énfasis en que ser anfitrión de eventos deportivos de gran magnitud implica un gasto exorbitante, que a menudo no cumple con las expectativas de la comunidad. Además, la creciente conciencia sobre el gasto público ha llevado a la población a involucrarse más y cuestionar el uso de los recursos, así como las verdaderas necesidades de la sociedad. En esta tercera y última parte del artículo , presentamos algunos ejemplos de la reacción de la sociedad en las ciudades que han mostrado interés en ser anfitrionas de los Juegos Olímpicos. Ciudades como Hamburgo en Alemania, Boston en Estados Unidos y Toronto en Canadá han rechazado la oportunidad de ser sede de los Juegos Olímpicos debido al elevado costo que implica albergar el evento. Esta realidad ha llevado a estas ciudades a declinar la propuesta y su participación.
La experiencia de ciudades anfitrionas anteriores ha proporcionado valiosas lecciones para futuras competencias. Sin embargo, la gestión por parte del sector empresarial, el gobierno y los comités organizadores, junto con la falta de transparencia en el uso de los recursos públicos, ha dejado mucho que desear en términos de satisfacción ciudadana y cumplimiento de expectativas.
Diversos grupos de personas en distintas ciudades que han sido sede de los Juegos Olímpicos se han manifestado en contra de la celebración de estos eventos. Argumentan que, además del impacto ambiental, el cierre de calles y avenidas afecta negativamente a los negocios locales, especialmente a aquellos ubicados cerca de las zonas de construcción. Los residentes también experimentan una disminución en su calidad de vida, enfrentando ruidos, polvo y menor accesibilidad en su día a día. Estos problemas comienzan años antes de la celebración de los Juegos Olímpicos y continúan durante el evento.
«No» a los Juegos Olímpicos.
Considerando las razones por las que la sociedad se ha manifestado en contra de estos eventos y observando que algunas ciudades han tenido que rechazar la oportunidad de ser sede debido a la presión social, es necesario examinar las principales causas que ha motivado a tal rechazos:
Boston 2024, (EE.UU.).
“No Boston 2024″ fue el nombre de la red de activistas comprometidos a pelear por revocar la contienda de los Juegos Olímpicos en la ciudad de Boston para 2024 y cuyos principios para no aceptar dicho evento fueron:
- La planeación de nuestra ciudad debería ser hecha por y para la gente, no solamente por un grupo de empresarios y el Comité Olímpico Internacional (COI).
- Que las inversiones en infraestructura deberían hacerse y estar enfocadas en las necesidades de la gente que vive y trabaja en la ciudad y no para las necesidades del Comité Olímpico Internacional (COI).
- Nuestros gobernantes electos deberán enfocarse en la vivienda, salud, educación y medio ambiente y así construir una verdadera ciudad de clase mundial.
- Que la gente de Boston merece buenos y mejores empleos, así como vivienda digna hoy en día y no simular o pronosticar lo que puede suceder en una década.
- Que los servidores públicos electos deberán trabajar por la gente que representan y no por la gente que llena sus bolsillos.
- Y en general, la gente debe ser partícipe de todo lo respecta a la contienda por el 2024 y conocer cada paso del proceso, y que sus voces sean escuchadas previo a cualquier decisión que tome el Comité Olímpico Internacional (COI).
Los principios establecidos por el movimiento, se fundamentaron en las siguientes razones expresadas por la opinión pública de la ciudad de Boston:
- La contienda se desarrollo a puertas cerradas entre directivos y corporaciones, sin tomar en cuenta la opinión pública.
- Califican de corrupto al Comité Olímpico Internacional (COI) y sus intereses lucrativos con autoridades y empresarios.
- Los gastos excesivos e inversiones que el Comité Olímpico Internacional (COI) exige, donde los beneficiados son ellos y el grupo de empresarios desarrolladores.
- Socialmente el estado queda afectado y endeudado, y en la mayoría de los casos las inversiones mal aplicadas no benefician a la sociedad.
- Los negocios locales no se ven beneficiados ya que todos los contratos le son entregados a los patrocinadores del Comité Olímpico Internacional (COI).
- Desplazamiento de personas; es bien sabido por la historia de los juegos olímpicos, que los arrendadores han desalojado inquilinos para aprovechar la renta de cuartos a los asistentes a los juegos olímpicos, lo que ocasiona el desalojo de gente de bajos recursos y destrucción de comunidades.
- El alto gasto en seguridad y la poca sustentabilidad del medio ambiente durante la preparación y construcción de infraestructura olímpica.
- El costo de los boletos para asistir a los eventos son altos, por lo que está diseñado para que asista únicamente un grupo elite y no toda la ciudadanía.
Toronto 2024, (Canadá).
«No Toronto 2024» fue el movimiento de oposición a la candidatura olímpica de Toronto, Canadá, que ganó fuerza entre los años 2015 y 2017, impulsado por ciudadanos preocupados por el impacto del evento en el gasto público y la comunidad. Este movimiento se manifestó a través de intensas protestas y campañas que reflejaron un creciente descontento. Aunque no se llevó a cabo un referéndum formal, el rechazo a la candidatura fue claro en las encuestas y en las manifestaciones públicas. Los principales motivos detrás de esta oposición incluyeron:
- Preocupación por los costos, los críticos argumentaron que el gasto para albergar los Juegos Olímpicos superaría los beneficios potenciales.
- Impacto en el presupuesto municipal por cómo se financiaría el evento y el riesgo de sobrecargar el presupuesto municipal fueron factores clave.
- Los opositores argumentaron que no había suficiente transparencia en cómo se gestionarían los fondos y qué impacto real tendría el evento en la ciudad.
- Existían dudas sobre la capacidad de Toronto para completar las infraestructuras necesarias para los Juegos en tiempo y forma, así como sobre el uso futuro de dichas instalaciones.
Hamburgo 2024, (Alemania).
«Hamburg sagt Nein» (Hamburgo dice No), bajo dicho lema surgió un poderoso movimiento en Hamburgo, Alemania, compuesto por una coalición de ciudadanos, políticos y grupos de interés que se opusieron rotundamente a la candidatura olímpica de la ciudad. Entre 2014 y 2015, se llevaron a cabo intensas campañas y eventos públicos para destacar los problemas y riesgos asociados con albergar los Juegos Olímpicos. La presión culminó en un referéndum en noviembre de 2015, donde el 51.6% de los votantes se manifestaron en contra de la candidatura, lo que llevó a la ciudad a retirarse oficialmente de la contienda para ser sede del evento. Las principales razones:
- Preocupaciones sobre el costo total del evento y cómo se financiaría. Similar a los casos de Boston y Toronto, Hamburgo enfrentó críticas por los altos costos asociados con la organización de los Juegos Olímpicos.
- Hubo preocupaciones significativas sobre el impacto ambiental de la construcción de nuevas instalaciones y la infraestructura necesaria para el evento.
- Los detractores cuestionaron si Hamburgo realmente podría manejar la magnitud de los Juegos, incluyendo la construcción y el mantenimiento de las instalaciones, y si esto sería sostenible a largo plazo.
- Los opositores argumentaron que el evento podría resultar en un gasto excesivo que no se justificaría con los beneficios económicos.
Una nueva planeación.
Con la creciente conciencia sobre el uso de recursos y la sostenibilidad, el Comité Olímpico Internacional (COI) enfrentó rechazo para albergar los Juegos Olímpicos en varias ciudades. En respuesta, se incluyeron 40 recomendaciones en la Agenda Olímpica 2020 durante la 127ª sesión del COI en Mónaco, el 8 y 9 de diciembre de 2014. Estas recomendaciones, elaboradas tras un año de consultas y discusiones, buscan redefinir el futuro de los Juegos Olímpicos. El objetivo es proteger su singularidad y fortalecer sus valores mediante reformas en áreas clave como costos, impacto económico, legado y sostenibilidad. El documento busca transformar todos los aspectos de la organización olímpica para mejorar la experiencia de los atletas y el impacto en la sociedad.
La implementación de las recomendaciones de la Agenda Olímpica 2020 ya está en marcha, y la fase de invitación para las candidaturas culminó con la selección de la sede para 2024. París, que acogerá los Juegos Olímpicos a partir del 26 de julio de 2024, presentó un proyecto que se alinea con sus planes a largo plazo, resaltando los beneficios deportivos, económicos, sociales y ambientales que aportará al evento. A continuación, destacamos algunas de las 40 recomendaciones establecidas en la Agenda Olímpica 2020, enfocadas en los aspectos económicos y sociales que afectan a las comunidades candidatas para albergar los Juegos Olímpicos:
- Recomendación 1: Dar forma a la invitación al proceso de candidatura.
- Recomendación 2: Evaluar las oportunidades y riesgos de las ciudades candidatas.
- Recomendación 3: Reducir los costos de la candidatura.
- Recomendación 12: Reducir los costos y reforzar la flexibilidad del manejo de los juegos olímpicos.
- Recomendación 23: Comprometerse con las comunidades.
- Recomendación 27: Cumplir con los principios básicos de un buen manejo y administración.
- Recomendación 29: Incrementar la transparencia.
- Recomendación 39: Fomentar el dialogo con la sociedad y dentro del movimiento olímpico.
Conclusiones.
En su libro «Successful Event Management», Antone Shone define los eventos como fenómenos excepcionales destinados a ilustrar, celebrar o desafiar la experiencia de un grupo. Sin embargo, experiencias recientes en ciudades anfitrionas de mega eventos, como los Juegos Olímpicos, han revelado un cambio de enfoque hacia intereses lucrativos en lugar de un legado de valores deportivos y culturales. Los países que buscan ser sede suelen esperar beneficios económicos por el aumento de turistas, pero a menudo enfrentan problemas de planificación y presupuesto.
La planificación de estos eventos implica una gran inversión en infraestructura y turismo, con el objetivo de ofrecer una experiencia olímpica de calidad. Sin embargo, en países en desarrollo, los costos elevados y las deficiencias en infraestructura generan protestas y descontento social, debido a que sus gobiernos suelen recurrir a préstamos y crear nuevos impuestos, lo que puede llevar a problemas económicos y de carencias sociales.
En contraste, los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984 o como los de Barcelona en 1992, demostraron que una infraestructura adecuada y una buena gestión pueden minimizar el gasto público y maximizar el retorno de la inversión. En este caso, ambas ciudades lograron un éxito financiero gracias a buenas gestiones económicas públicas y privadas, y una acertada planificación.
La Agenda Olímpica 2020, con sus 40 recomendaciones, busca corregir las deficiencias del pasado y ofrecer un enfoque más equilibrado y sostenible para la organización de estos eventos. Al priorizar la inversión en infraestructura eficiente, el desarrollo turístico y la atención a las necesidades sociales, la Agenda pretende garantizar que las Olimpiadas no solo celebren el deporte, sino que también dejen un legado positivo y duradero para las ciudades anfitrionas.
La experiencia de París servirá como un importante testimonio de los esfuerzos por reconciliar los beneficios deportivos y económicos con la responsabilidad social y ambiental. De cara al futuro, será crucial que las ciudades candidatas y los organizadores continúen adaptándose a los desafíos y expectativas cambiantes para asegurar que las Olimpiadas sigan siendo un símbolo de unidad y excelencia global.